En su interpretación más frecuente, el Cuatro de Espadas anuncia un período de calma después de una fase particularmente turbulenta. Para el consultante, la tirada es una invitación a regenerar su mundo interior, planteamiento que le permitirá hacer balance de su vida y recuperar fuerzas. El destino de las personas es cíclico por naturaleza. Si bien algunas optan por huir hacia adelante, en realidad es mucho más prudente concederse períodos de descanso, a veces prolongados.

Cuando se refiere a un arquetipo de la personalidad, el Cuatro de Espadas señala un espíritu racional, una inteligencia práctica que se materializa en la realidad. Este enfoque cartesiano supone una ventaja formidable para quien desea entender mejor los retos de una situación y proyectarse con calma de cara al futuro. El intelecto nos permite encontrar soluciones más rápidas a los problemas que se nos plantean y apoyar las causas que apreciamos.

Con el Cuatro de Espadas, sin embargo, hay que evitar cualquier forma de ensimismamiento. El arcano tiende a alejarnos del mundo sensible y de nuestras emociones, que también deben participar en nuestra movilización. Confiar exclusivamente en las ideas propias es arriesgarse a dar vueltas en redondo, renunciando a la riqueza del subconsciente y la belleza misteriosa de la espiritualidad. Como siempre, debemos esforzarnos por alcanzar el equilibrio.

Bajo la influencia del Cuatro de Espadas del revés, hay que evitar caer en un estado de agotamiento. Aunque el cuerpo le envía señales para que se detenga, al consultante le resulta actualmente muy difícil darse tregua. Si bien es normal querer seguir adelante y mantener el rumbo, el exceso de trabajo es perjudicial para la realización personal, ya que favorece la aparición del estrés y las enfermedades. Ser fuerte no significa perseverar a toda costa, a pesar de las señales de alerta, ¡sino más bien comprometerse a reponer fuerzas cuando la situación lo requiere!

Esta huida hacia adelante también puede reflejar la imposibilidad del consultante para afrontar sus problemas. Al mantenerse siempre activo, impide inconscientemente que las dificultades salgan a la superficie, actitud que, obviamente, no es beneficiosa a largo plazo. Por una parte, no hace más que retrasar el momento crítico, y, por otra, impide que el consultante se enfrente a esas ansiedades y tristezas que aún alberga en su interior. Solo si acepta resolver sus traumas, podrá retomar el camino de la vida con paso firme y decidido. ¡De ello depende su realización personal!