Algunos consultantes se muestran desconcertados cuando aparece el arcano del Ermitaño. Como hace referencia a la soledad y el ensimismamiento, incluso a una cierta forma de ascetismo, es natural que el personaje suscite preguntas. No se trata de considerar esta imagen como un ser aislado del mundo y de sus realidades, sino de saber apreciar sus facultades de comprensión y búsqueda. El Ermitaño no se refugia momentáneamente en sí mismo por miedo a los demás o por misantropía, sino porque conoce a la perfección los beneficios de autoanalizarse.

Su objetivo es sencillo: desentrañar su psicología descifrando las conductas repetitivas que sugieren un bloqueo. No es inusual que la vida cotidiana nos haga olvidar nuestras prioridades profundas y nos aleje de las necesidades reales. Dedicar el tiempo necesario a ver las cosas con perspectiva puede ser particularmente fructífero para cualquier persona que desee evolucionar. Con frecuencia, los bloqueos hunden sus raíces en nuestra infancia. También pueden ser el resultado de traumas más recientes, especialmente en caso de una ruptura amorosa mal procesada, un despido reciente o la pérdida de un ser querido. Aunque es de lo más normal que estos elementos del pasado hayan marcado la vida del consultante, también es natural que se quieran borrar sus estigmas. Y, para reducir su impacto, no hay nada más eficaz que plantarles cara de una vez por todas.

Cuando sale invertida, la carta del Ermitaño puede referirse a dos situaciones distintas. Obviamente, habrá que analizar todas las cartas de la tirada para interpretarlo del mejor modo posible. En el primer caso, el Ermitaño invertido atestigua el ensimismamiento extremo del consultante. El tiempo de reflexión se transforma en un verdadero período de duda. La inacción y el pensamiento cíclico cobran demasiada importancia en su vida cotidiana. Esta situación puede ser peligrosa, ya que recuerda algunos de los síntomas de la depresión. Cuando la lentitud se confunde con la inercia, el camino de vida del consultante se detiene temporalmente ante un semáforo en rojo. Si bien la situación es difícil en este momento, la fuerza vital volverá tarde o temprano. Cualquier obstáculo puede superarse.

En el segundo caso, el Ermitaño invertido significa, sin embargo, que el consultante no se ha tomado la molestia de adentrarse en su interior desde hace mucho tiempo. Sus acciones son el resultado de un mero hábito, existiendo el riesgo de que ya no se correspondan con sus deseos reales. Lo más importante será frenar esa huida hacia adelante para redescubrir el verdadero sentido de la vida.